El GR 11, 1a etapa

Del 20 al 27 d'agost del 2002

 

 

Volver (al GR 11)

 

Yo adivino la silueta
de las marcas que a lo lejos
indicaban el camino.

Son las mismas que faltaron
en el Collado Arnostegi
con la niebla alrededor.

Y aunque no quise perderme,
siempre volvía
al puerto anterior.

Aquellas marcas que el pastor me dijo:
"Seguílas siempre o te vas a perder",
bajo el burlón mirar del lugareño
que socarronamente me ha visto volver.

Volver, a encontrar el GR:
señal blanca y roja
o también el cartel.

Sentir, que el final ya está cerca,
que mil metros no es nada,
sólo queda bajada,
que pronto en el pueblo nos encontraremos,

andar, esperando la cena:
pasta con chuletas
y un buen Pacharán.


Tengo miedo de la etapa
que mañana emprenderemos
porqué será la más larga.

Tengo miedo de la altura
y del bosque tenebroso
que tendremos que cruzar.

Pero el GR inmutable,
tarde o temprano
nos verá pasar.

Y aunque el Ximenis, no vea las marcas
y el Joan Badia, las pierda otra vez,
cuando ya estemos en el Cabo de Cruces,
desearemos pronto tener que volver.

Volver, a encontrar el GR:
señal blanca y roja
o también el cartel.

Sentir, que el final ya está cerca,
que mil metros no es nada, sólo queda bajada,
que pronto en el pueblo
nos encontraremos,

andar, esperando la cena:
la barriga llena
y un buen Pacharán.

Volver (versió Gardel)

 

Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.

Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor.

Y aunque no quise el regreso,
siempre se vuelve
al primer amor.

La vieja calle donde el eco dijo:
"Tuya es tu vida, tuyo es tu querer",
bajo el burlón mirar de las estrellas
que con indiferencia hoy me ven volver.

Volver, con la frente marchita
las nieves del tiempo
blanquearon mi sien.

Sentir, que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que es febril la mirada
que errante en las sombras te busca y te nombra,

vivir, con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que añoro otra vez.


Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.

Tengo miedo de las luces
que pobladas de recuerdos
encadenan mi soñar.

Pero el viajero que huye,
tarde o temprano
detiene su andar.

Y aunque el olvido que todo lo destruye,
haya matado mi vieja ilusión,
guardo escondida una esperanza humilde
que es toda la fortuna de mi corazón.

Volver, con la frente marchita
las nieves del tiempo
blanquearon mi sien.

Sentir, que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que es febril la mirada
que errante en las sombras te busca y te nombra,

vivir, con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que añoro otra vez.